sábado, 15 de enero de 2011

Esclavos de la belleza.




Han pasado más de tres años desde que decidieron hacer un estudio antropométrico en España con el objetivo de unificar las tallas en las grandes superficies de moda, y nada ha cambiado. Seguimos siendo el cuarto país del mundo con mayor número de operaciones de cirugía estética, la industria cosmética en España está entre las cinco primeras de Europa, y estamos situados entre los principales centros e iconos de moda ejemplo para todos. Pero ¿es realmente algo que nos identifique?, es decir, ¿tan superficiales somos?

Las mujeres hemos sido presionadas para ser físicamente bellas desde los anales de la historia, se nos educa con el concepto de "el único discurso" desde la publicidad, los juguetes y la sociedad, y incluso entre nosotras mismas es un detalle recurrente para ser crueles. Pero ya no somos las únicas. El mundo de la moda se está fijando en los hombres, ya no como estado de poder, como la inteligencia suprema, como el amo del buen hacer; sino como objeto de carne y hueso digno de posesión de cualquier que quiera tenerlo: que si cremas, depilación, ir a la moda, peinados imposibles, cultura de playeo y discoteca... El metrosexual hace unos años, el ubersexual ahora. Sí, os está pasando factura también aunque os planteéis como "rebeldes infranqueables" por estas cuestiones.

Y vosotros diréis, ¿a dónde quiere llegar la loca esta con algo tan conocido? Pues, muy señor@s mí@s, os parecerá increíble pero... al porno.

El porno es uno de los mayores exponentes de moda y canon de belleza que existen: el los 80 se llevaba el vello púbico, cabellera cardada, sexo anal y las mujeres extremadamente delgadas pero de aspecto natural; en los 90 todo iba rasurado al mínimo, las féminas y varones que parecían diseñadas en una mesa de operaciones (Barbies prediseñadas: pechos excesivamente grandes y claramente operados, labios hinchados, caderas reducidas almínimo exponente...) y mucho sexo en grupo; y con el cambio de milenio... todo se diversificó.

Entonces se me plantea una duda: si el canon de belleza es la mujer delgadita y delicada, de mirada persuasiva, piel suave, y cierto rasgo de inocente dulzura ¿por qué lo que realmente buscamos como base de nuestra excitación visual es lo explícito, el grito más que el gimoteo, el uso de la fuerza bruta, la pasión, etc? ¿A qué respondemos realmente en la vida real: al estímulo animal o a la figura cultural? (y ahora vendrá algun@ a soltar el rollo de "que me hagan reír" y blablabla, pero el sexo es el sexo, no me vengáis a joder) ¿Cambiamos contínuamente de gustos según se apliquen al porno o a la moda? Y lo más importante ¿Somos esclavos de las líneas de consumo hasta este nivel primario?

Seguiremos informando.

2 comentarios:

  1. Diego15.1.11

    Si Jon Sistiaga levantara la cabeza...

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  2. Leería esto y me llamaría "aficionada". Pero aún así sigo sin recibir opiniones, y eso me aturde, yo recuerdo que teníamos lectores involucrados.

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