viernes, 24 de junio de 2011

Fin de etapa.

 Era verano, hacía un calor sofocante y llevaba dos semanas viviendo entre cajas en el piso de mi entonces pareja. El trabajo era un infierno y parecía que toda mi vida se hundía, así que este chico (amable él) se ofreció a buscar piso por mí una vez se dio cuenta de que nunca me convencería de una convivencia contínua (libreeeee como el sol cuando amaneceeee). Una mierda despensa con baño y un bajo con yonkis extraños vecinos pusieron a prueba mis ganas de hacerme el hara-kiri inmobiliario, pero entonces llegó mi casa, la bienbautizada casita de Amélie.


Así fue cómo me enamoré de esta casa: Yo llegaba con un gato, un novio músico, odiando mi trabajo y un IMC de 16; Ella se asentaba sobre parquet, estaba repleta de balcones y había visto más de medio siglo de este planeta y sus habitantes.

Vino un gatita más a la familia, el cabello volvió a ser largo, se fue el músico, dejé ese empleo, reconduje mi vida académica, dejé de fumar, me empecé a arreglar las uñas, me bebí con vosotras cientos de botellas de Berberana, me compré una bici, engordé, me aficioné a la música en catalán y aprendí que los mejores romances son con amigos.

Después de nueve cajas, dos bolsas industriales e incontables maletas, he tenido más que suficiente. Ya estoy preparada para dejar los "  ahí su torso desnudo"   y rellenar esos huecos con nuevas fotografías, pero esta vez en la mejor de las compañías.

11 comentarios:

  1. Com diria en català, el millor està per venir, que les bones companyies, sempre tenen un final feliç!

    Me he emocionado, lo juro.
    :**

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  2. recuerdos de pelo largo, pisos compartidos con 20, encanto de noches entre semana sin preocupaciones y borracheras sólo con sonrisas. Uno al final pasa de los 30 y cuando se da cuenta que está agusto en una casa con buenos acabados y sin tuberías que chirrían, que cuando bebe se perjudica pues no está acostumbrado y que si no engorda un kilo no es por su metabolismo sino porque se machaca a deporte y cenar verde para no ser un pureta hediondo es cuando descubre que la vida de estudiante queda ya más de un lustro atrás, que está funcionarizado y que las niñas que entran a la universidad son eso, niñas, y que no le ponen una mierda pues ahora es él quien va a darle ciertas clases y no tiene gana de dramas quinceañeros. Respecto al rock en catalán, todos pasamos una época de esnobismo. Pero ya lo decíais en un post "al final todo se cura". Saludos.

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  3. ¿Por qué escuchar música en inglés es normal y escucharla en catalán es snob?

    Menuda gilipollez.

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  4. +1!

    Es genial, tiene mucho sentimiento.

    +1 para la respuesta de Nantes.

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  5. quien dice catalán dice hebreo antiguo. Quizá no sea tu caso pero a cuánto moderno polla le da por escuchar rock gallego o catalán (italiano tb, que ese si que es pa matarlo) sin comprender ni papa de lo que dicen las letras. O el músico es genial o escuchar una música cuyo mensaje no entiendes me parece un tanto absurdo... lo traslado a los que en los 60 en el proyecto de españa progre escuchaban a brassens o similares... manada de cipotes, si brassens no es cantante, es poeta... Si entiendes lo que dicen las letras de ese rock al que aludes, pues no te incluyas en el comentario peyorativo. Y si no las entiendes, pues haces lo que te sale de tus ovarios. Así es, no voy de absolutista, tan sóloe xpreso mi opinión.

    Te lo dice uno que con 17 años fue enviado por sus padres todo un verano a Goierri para quitarlo de su ambiente y volvió casi creyendo en la lucha armada y escuchando Sorotan Bele....

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  6. (y sin comprender el euskera)

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  7. Te animo a escuchar Manel, Els Amics de les Arts y Antonia Fònt entre otros. Son grandes músicos, y como letristas tampoco quedan atrás.

    No me sentía ni mucho menos ofendida por el comentario, pero últimamente le pegas una patada a una piedra y sale un iluminado anticatalanista. Aprendo catalán, me gustan los catalanoparlantes, el humor histriónico de Els Catarres me parece superior y Barcelona es uno de los amores de mi vida.

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  8. El catalán, el cual hablo, de ahí que me legitime la crítica, es una lengua muy hermosa. Como todas las lenguas (excepto el gallego normativo, que no el real). Prueba a escuchar Sau, pero no acabes como el cantante...

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  9. y lo cortés no quita lo Cuathémoc. Barcelona tb es caldo de cultivo de gente q se cree superior por el simple hecho de ser de allí o ponerse gafas de pasta, ocultando gente tan paleta como en la mismísima Palmilla y que son capaces de criticar hasta los muy benditos batidos puleva de vainilla y fresa con el argumento tan absoluto y que se usa hasta en la física más exhaustiva como método de demostración y que consiste en una frase tan simple como "de eso en Barna no hay". Eah.

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  10. Gilipollas hay en todas partes.

    A Dios gracias que nunca he topado con alguno de esos, sino todo lo contrario. Bocatas en el parque y latas de coca-cola al sol, más que crêpes y café au-lait (con o sin canela... ejem).

    Sau no es mucho de mi estilo, pero se deja escuchar :)

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  11. Pues yo no puedo hacer otra cosa que agradecer la parte que me toca e intentar estar a la altura de las espectativas, que no son pocas. Musicalmente siempre he sido más del euskera, y donde se pongan mis Berri Txarrak... Pero tengo que admitir que ando embelesada por los grupos que me recomienda la encantadora señorita Nantes :)

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