miércoles, 1 de diciembre de 2010

Camas separadas. Vidas unidas.


Hace tiempo estuve viendo un programa en el que hablaban de la nueva moda en el matrimonio: tener habitaciones separadas. Según explicaban las parejas que aparecían, esto reforzaba la independencia de cada uno, puesto que no influían en el sueño del otro y además tenían un espacio individual donde poder reflexionar y practicar sus hobbies favoritos, ya fuera leer antes de dormir, escuchar heavy metal a todo volumen o chatear con japonesas que enseñaran las domingas (esto es cosecha propia, esa señora que hablaba no tenía aspecto de conocer ese posible hobbie de su marido). Todo esto me condujo a pensar en si las parejas estaban evolucionando demasiado, o a mal, o no sabría como explicarlo, pero el caso es que se me quedó un mal sabor de boca, y recordé un fragmento de uno de mis libros favoritos:

"(...)La cama matrimonial: el altar del matrimonio; y quien dice altar dice con ello: sacrificio (...) No poder dormir y no poder moverse: cama de matrimonio."

A lo mejor soy muy tradicionalista lo que voy a decir, pero para mí cuando una pareja que convive no duerme en la misma cama es significado claro de que algo va mal ¿Tendré una imagen idealizada de la pareja? Para mí la convivencia significa cuidados en la enfermedad y en el día a día, aunque te tosa en la oreja; comprensión aunque su madre te odie; domingos de resaca en el sofá, aunque las borracheras hayan sido por separado; apoyo en las duras, pero también en las maduras; patadas, ronquidos y dormir abrazados en invierno para no perder el calor; respeto mutuo y comunicación, aunque los platos vuelen; cenas preparadas al llegar a casa sin que sea un día marcado en el calendario; y una cama caliente al menos tres veces en semana.

Se ha avanzado mucho en las relaciones, y estoy encantada con ello: ya no es necesario pedir permiso para hacer cosas que nos gustan, llevar minifalda no es sinónimo de buscar algo fuera que no te dan en casa, las parejas no tienen por qué ser (in)felices para siempre y los celos no son síntoma de amor sino de inseguridad en sí mismo; pero esto ya escapa a mi entendimiento. ¿Realmente unas camas separadas unen sus vidas? Y si no es así, si realmente quieren tener una vida separada ¿por qué alargan la agonía? Además la separación provoca una aumento de platos en tu carta sexual...

Yo prefiero aguantar sus ronquidos y pegar cuatro codazos, aunque me llamen rara, o muy rara; porque las habitaciones separadas serían una semilla llamada "portazo a la ilusión".

6 comentarios:

  1. I-P-R-E-S-I-O-N-A-N-T-E refrexión, estoy totalmente de acuerdo, de hecho el otro dia se lo dije a Alsace, te acuerdas amiga?

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  2. Rapsodas1.12.10

    No estoy seguro, pero creo que no se puede de ninguna forma teorizar cientifica y estadisticamente las relaciones y encuadrarlas. La relación interpersonal de pareja depende de tantas variables, que es casi imposible predecir y controlar.
    De todas formas la naturaleza social del ser humano le empuja a tener compañía. Es más facil sobrevivir con ronquidos y pedos.

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  3. Pero vamos a ver alguien me puede decir quién es Rapsodas?

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  4. Rapsodas3.12.10

    Rapsodas prefiere y desea estar en el anonimato, siempre y cuando la moderadora lo acepte y lo permita.

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  5. Por mi trabajo, mi cama matrimonial es un infierno. Tiene que ser irritante que suene el teléfono a las 3 de la mañana, a las 4,... un día sí y otro también.
    Pero aunque sólo podamos tener ese minuto de camino inconcluso desde los valles de la vigila hacia el sueño, valdrá la pena.

    No hay nada mejor que saber no sentirse solo, aunque sea por codazos, pedos o ronquidos.

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