Tengo el convencimiento personal de que en verano la gente está en celo, perdiendo los modales y los miramientos. Són sólo tres meses, pero qué tres meses, madrecita...
Después llega el otoño, y más tarde el invierno, cuando parece que la gente se vuelve repentinamente más honesta. Ya no hay tetas allá dónde mires, ya no se sale como si no hubiera un mañana, ya no se puede echar un polvo en cualquier lugar sin coger frío en el culo. Ahora lo que mola es el plan sofá, mantita y peli; y agarradito mucho mejor (para lo que surja). Así que casualmente, las exparejas arrepentidas aparecen de debajo de las piedras mendigando un poco de "amor", arrastrándose cual penitente si es necesario y todo para obtener una respuesta positiva. Es horriblemente patético.
Realidad: Se ha pasado el verano rozándose con entes que parecen salidos de "Hombres,Mujeres y viceversa" (conocido también como "Ciclos, Silicona y viceversa") en cualquier baño antihigiénico y ahora quiere compartir la gonorrea con alguien que quiera comer paella los domingos con su familia. Es un asco de persona, no se merece ni que le cortes el brazo para luego abofetearle/la con él.
Briconsejo de hoy: No es honestidad, es necesidad. Pasa de él/ella. Búscate a alguien que te respete como ser humano y que te responda, independientemente de la hora, el día de la semana o la estación del año. Y si no lo encuentras tómate un café, escucha Norah Jones y holgazanea sola; porque el romanticismo nunca es alimentado por el tiempo atmosférico, y los parches del Todo a cien son una mierda.